EL CARLISMO DURANTE EL REINADO DE ISABEL II

Tras el Convenio de Vergara, el carlismo, a pesar de haber quedado reducido a la clandestinidad, seguía aglutinando a un buen sector de los españoles. Vicente Marrero afirma que era incluso mayoritario entre la población.​ No en vano, durante algunos años el diario La Esperanza, dirigido por el carlista Pedro de la Hoz, llegaría a ser el periódico con mayor circulación de toda la prensa española de la época. Los primeros pensadores carlistas, que publicaron sus escritos a finales de la década de 1830 y principios de 1840, fueron Vicente Pou, Magín Ferrer, Pedro de la Hoz, Atilano Melguizo y Félix Lázaro García. Para reconciliar definitivamente a los españoles, superar el pleito dinástico y unir a todos los monárquicos, el partido balmista defendió el matrimonio entre Isabel II y el conde de Montemolín. Jaime Balmes defendió incesantemente este matrimonio, y tras reunirse en París con el conde de Montemolín, este publicó un manifiesto que apareció en La Esperanza con fecha de 23 de mayo de 1845,redactado por el propio Balmes, en el que Carlos Luis se mostraba conciliador. Tras el fracaso del matrimonio con Isabel, una parte de los partidarios del conde de Montemolín provocaron una nueva insurrección, con foco principal en Cataluña, conocida como Guerra de los Matiners, que duró hasta 1849. 

Volvieron a levantarse partidas carlistas en 1855, tras un nuevo fracaso de acuerdo con la dinastía reinante, y en 1860 se produjo la intentona del general Ortega en San Carlos de la Rápita, en la que resultó preso el propio Carlos Luis, a quien forzaron a renunciar a sus derechos dinásticos, renuncia de la que posteriormente dijo que no había tenido validez. María Teresa de Braganza, segunda esposa de Carlos María Isidro, conocida como la princesa de Beira. Después de morir Carlos Luis en 1861, su hermano Juan de Borbón y Braganza, en quien recaían los derechos de la dinastía carlista, reconoció a Isabel II como reina de España, pero su madrastra, María Teresa de Braganza, princesa de Beira, protestó contra este acto y publicó en 1864 su célebre «Carta a los españoles», en la cual proclamaba al hijo de Don Juan, Carlos de Borbón y Austria-Este, posteriormente conocido por sus partidarios como Carlos VII, como legítimo heredero de los derechos de Carlos Luis. Únicamente la esposa de Don Juan, madre de Carlos VII, se negaba a patrocinar semejante idea, Don Carlos, quien empezó a recibir la visita de los personajes carlistas más significados , publicándose poco después un manifiesto suyo en La Esperanza. En una conferencia con Vicente de la Hoz se estudiaron los medios de reorganizar el partido carlista.

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